Reseña de Star Wars: El Despertar de la Fuerza
Título: Star Wars: El Despertar de la Fuerza
Año: 2015
Género: Aventura, Ciencia Ficción
Duración: 135 minutos
Calificación: 4.5/5
Star Wars El Despertar de la Fuerza es
una de las películas más anticipadas y esperadas del 2015. Diez años después de
la última entrega de las precuelas, a las que muchos consideran un “fracaso” en
la historia de la saga, los fans
esperaban algo distinto a eso, algo nuevo que les recordara a lo viejo, una
película que no sólo evocara sino que recuperara la magia cinematográfica de la
trilogía original ¿Y qué fue lo que recibieron -recibimos-? Exactamente eso.
El
director J.J Abrams (Star Trek, Lost), el guionista Lawrence Kasdan (Star Wars: El Imperio Contraataca) y la
nueva directora de Lucasfilm, Kathleen Kennedy, tenían la difícil tarea de
revitalizar una historia de culto, ampliamente aclamada y con una
base de fanáticos que literalmente hacen honor a esa palabra. Star Wars puede
ser una bendición o una maldición para la carrera de un director, tanto así que
ni siquiera George Lucas, el creador de este universo, salió indemne de este
fenómeno tras no cumplir con las expectativas. Pero la gran diferencia entre
Abrams y Lucas, es que el primero creció siendo parte de esa gran base de fanáticos
de la saga, y como tal, conocía de primera mano qué es lo que el público admira y espera de ella.
El Despertar de la Fuerza no es una película
perfecta, pero es todo lo que tiene que ser una película de Star Wars:
entretenida, visualmente deslumbrante, emotiva, con momentos aterradores, con momentos
cursis, cargada de acción y, por sobre todo, impulsada por sus personajes. Y es
justamente en ese último punto donde esta nueva entrega sobresale: sus
personajes.
Desde
un principio se sabía que los protagonistas originales regresarían, pero que
estos no serían el foco de la acción, sino que harían acto de presencia para
pasar la antorcha a una nueva generación de personajes. La forma de amalgamar
estas dos generaciones fue ejecutada a la perfección. Con los personajes
antiguos teniendo la importancia y el peso que realmente se merecen, sin
necesariamente ser el centro de la trama. Los nuevos, por su lado,
son dignos herederos del legado Star Wars.
Daisy Ridley, John Boyega
y Oscar Isaac hacen un trabajo
excelente interpretando a Rey, Finn y Poe Dameron respectivamente. El casting de la película es
sobresaliente. La audiencia realmente puede conectar con estos personajes e
interesarse por su futuro. Entendemos sus motivaciones, sus deseos, sus miedos
y sus acciones, aún sin conocer por completo sus historias y cómo llegaron
exactamente a las circunstancias en que se encuentran al comenzar el film.
Adam Driver como Kylo Ren,
el enemigo principal de los protagonistas, merece una mención aparte. Se puede
decir que es el villano más descarnado de la saga: aún no está en la cúspide de
su poder, pero su ambición por llegar a ese punto se siente en cada escena, y en
cada palabra que emite; es humano e imperfecto y lleva una lucha interna
consigo que lo vuelve más peligroso y atemorizante. Driver trae un factor de
frescura y carisma de los que los anteriores villanos de la saga, sí, incluido
Darth Vader, carecían.
Harrison Ford regresa como Han
Solo y demuestra que todavía conserva al carismático contrabandista en él. Pero
este no es el mismo Han Solo que dejamos atrás hace treinta años, más allá de
lo físico, es notable la madurez del personaje, se siente que sucedieron cosas,
por más que no las hayamos visto, que lo cambiaron para siempre. Lo mismo que
Carrie Fisher (Leia), ambos actores traen de vuelta a los mismos personajes que
interpretaron hace tres décadas, pero con una carga emocional adicional
equivalente a todo ese tiempo transcurrido. En cuanto a Mark Hamill como Luke
Skywalker, lo mejor es no decir mucho al respecto, lo mejor es verlo.
Pero como dije anteriormente,
esta película no es perfecta. Tiene sus fallas, como toda buena película. Y hay
ciertos elementos que quizás muchos seguidores no le perdonen, pero que tal vez
hayan sido la mejor decisión para la saga como un todo. El futuro lo dirá.
Principalmente, la Primera Orden, esa suerte de Nuevo Imperio,
no termina de cerrar como la gran fuerza amenazadora que se dice que es. Su
presencia no impone el temor y el respeto que imponía el Imperio. Por ejemplo, a la Base Starkiller, una nueva arma de la
Primera Orden, no se la presenta apropiadamente como la gran amenaza que
inesperadamente hacen ver que es, recién en el tercer acto de la película.
Personajes como la capitana Phasma (Gwendoline Christie), ampliamente publicitada en los trailers y el
merchandising, o Maz Kanata (Lupita Nyong'o) no hacen más que breves apariciones y en el
caso de la primera su participación es meramente incidental. Lo mismo podría
decirse del Líder Supremo Snoke (Andy Serkis), aunque en su caso el
factor de misterio puede ser beneficioso en los futuros episodios.
Pero el mayor problema que muchos fanáticos
pueden llegar a encontrarle a la película, es que su argumento es muy similar
al de Una Nueva
Esperanza (la primera Star Wars). Sí, es cierto que hay secuencias que
parecen repetidas casi plano por plano, o que tal personaje es un como un eco
de tal otro. Pero esto no es tan malo como puede sonar. El trabajo de este
episodio era, principalmente, revivir y revitalizar esta historia,
recuperar lo bueno que parecía perdido. Y lo consiguieron de esta forma, una
introducción a una nueva trilogía que hace eco del comienzo de la franquicia de
hace casi cuarenta años atrás, pero presentando elementos nuevos y
emocionantes. Seguramente en la próxima entrega la historia se adentrará en
terreno completamente desconocido, todo gracias a que Episodio VII la trajo de vuelta al lado luminoso de la Fuerza.
En
definitiva, El Despertar de la Fuerza es una película que cumple y que deja muchas inquietudes y preguntas, preparando el terreno para las próximas entregas. Emocionante,
divertida y esencial y fundamentalmente
Star Wars.
0 comentarios: