Reseña de Luz de luna
Título: Luz de lunaAño: 2017
Género: Drama
Duración: 111 minutos
Calificación: 5/5
La percepción de la identidad
propia y el conflicto con el entorno son el centro de la narrativa de “Luz de
luna”, un poema visual, tierno y angustioso. Ganadora del Oscar a mejor
película y basada en la obra “Los chicos negros son azules a la luz de la luna”,
del dramaturgo Tarell McCraney, esta película trae al cine una historia innovadora
y refrescante, enfocada con un lente poderosamemente estético.
“Luz de luna” disecciona la vida
de Chiron, su protagonista, en tres capítulos, que representan su infancia,
adolescencia y adultez. En el primer capítulo, titulado “Little”, Chiron (interpretado
por Alex Hibbert) es un niño afroamericano que vive con su madre drogadicta en
una zona conflictiva de Miami. Su vida cambia cuando conoce a Juan (Mahershala
Ali), un traficante de drogas que intenta protegerlo de su entorno y asumir el
rol de figura paterna. El segundo capítulo, “Chiron”, explora la adolescencia
del protagonista (Ashton Sanders), su descubrimiento de la sexualidad y su
forma de lidiar con la avanzada adicción de su madre. El capítulo final, “Black”,
nos deja ver al Chiron adulto (Trevante Rhodes), habiendo adoptado la fachada
de gánster peligroso y teniendo que enfrentarse a un pasado capaz de derrumbar
su farsa.
El film de Barry Jenkins se destaca por su forma y su contenido, cómo está hecho y la temática de la historia. Con actuaciones magistrales de su reparto principal y un manejo técnico y estético deslumbrante, Luz de luna consigue atrapar y cautivar al espectador desde su primera toma y llevarlo por el profundo viaje de descubrimiento personal del protagonista. Se destacan las actuaciones de Mahershala Ali, ganador del Oscar a mejor actor de reparto, como Juan; así como Naomie Harris como Paula, la madre de Chiron y Trevante Rhodes, la versión adulta de Chiron.
El uso de los enfoques de la
cámara siempre tiene un propósito claro, desde paneos a temblorosos cámara en
mano y perspectiva en primera persona. Cada decisión técnica refleja por
momentos de forma clara el mundo interior del protagonista y luego la percepción
externa del entorno y del grupo. Mientras que el soundtrack resalta por su
fuerte uso de música clásica, sobre todo para fortalecer los momentos de
claridad absoluta y mayor importancia en la vida de Chiron.
Jenkins no se interesa en mostrar
un retrato social realista y severo de Miami, sino que quebranta la fórmula de
cómo la historia de un joven negro suele ser contada. Aquí no se utiliza música
hip-hop, ni se da una representación chocante de miseria y caos, sino que se
trae la estética art-house al barrio bajo, rompiendo las expectativas de la
audiencia sobre un posible comentario social. Luz de luna busca ser íntima y
bella a un nivel primordialmente artístico-estético.
Cargada de simbolismo y grandes interpretaciones
actorales; profunda y conmovedora, así como innovadora en su forma de ser
contada, Luz de luna es una obra maestra que rompe los esquemas del cine
afroamericano.